jueves, 30 de agosto de 2018
Teresa Parodi, una vida acorde a los sueños
Por esa fidelidad conmovedora a sus convicciones, su limpia búsqueda de la belleza en el alma popular, Teresa Parodi se ha convertido en una suerte de emblema. Siempre es una fiesta para la sensibilidad escuchar a esta correntina que canta haciendo remontar vuelo las palabras, recordándonos las alas que, a veces, de puro distraídos, olvidamos que tenemos.
Pregunta: Teresa, fuiste maestra rural y ministra de cultura,
a lo largo de tu vida siempre sentiste esa necesidad de poner el cuerpo por tus sueños más allá de los escenarios.
Teresa Parodi: Elegí constantemente tratar de vivir acorde a mis sueños, pero también luchando por ellos y sabiendo que el camino no iba a ser fácil. Hay elecciones en la vida que te colocan en lugares que por momentos son muy críticos, pero creo que las convicciones, las certezas que uno va adquiriendo en el camino de lo que cree que tiene que hacer son tan fuertes que nos sostienen en esa permanente búsqueda.
P.:¿Cuál es la búsqueda que vos elegiste?
T.P.: La búsqueda de justicia, libertad, belleza, amor por los demás. Esos sueños, en mi juventud, eran los sueños de muchos. Fuimos muchos los que soñamos eso, con un país más justo y con la libertad reinando en todas partes. Eso fue un momento muy hermoso en mi vida, pero que me marcó para siempre: nunca pude ni quise salirme de aquel sueño.
P: Volviendo a tu participación en el Ministerio de Cultura, ¿Qué razones hubo en ese momento para animarte a aceptar el cargo?
T.P.: Cuando la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner me propuso crear el Ministerio y trabajar con un equipo que yo misma armé, fundando el primer Ministerio pensado solamente para la cultura que iba a existir en la Argentina; sentí que era una tarea que no quería eludir. Al contrario, me apasionó la idea. Siempre soñamos, a lo largo de lo que yo recuerde, desde todos los espacios, con tener un Ministerio solo pensado para la Cultura. En algún momento hubo en Argentina un Ministerio de Cultura y Educación, después fue de Cultura, Turismo y Deporte. Pero nunca pensado exclusivamente para la Cultura, con toda la importancia y el peso que ella tiene. Entonces, para mí fue extraordinario y sentí inmediatamente el compromiso. Trabajé un año y ocho meses en los que armamos la nueva estructura y ahí lo dejamos funcionando.
P.: Siempre trabajas mucho las letras de tus canciones, sos muy cuidadosa con tus palabras, ¿cuáles fueron los poetas que más te alumbraron?
T.P.: Por suerte desde siempre me gustó tanto la poesía que mis padres fomentaron en casa que la lectura fuera un hábito para mis hermanas y para mí, y después compartíamos con ellos nuestros pareceres. La poesía fue una de mis elecciones primeras, estuvo siempre en mi vida. De modo que te puedo asegurar que los poetas que incluí en este disco –“Todo lo que tengo”- atravesaron mi vida ----como la de tantos-, así como van a atravesar la vida de las nuevas generaciones. Yo trabaje con sus obras apasionadamente acercándoles mi música, es decir, no dejando que el poema se quedara solamente en la hoja de papel, en el libro impreso, sino sacarlo de allí con la música para que tenga otro sonoridad y gozar de esas palabras cantadas.
P.: Hablando de poetas, trabajaste con Armando Tejada Gómez. Contanos alguna anécdota con él.
T.P.: Cuando recién llegue a Buenos Aires, unos amigos en común nos presentaron. Yo hice un montón de cosas con él, canté en algunos conciertos aquí en Buenos Aires, aunque era un tiempo difícil porque era en plena dictadura; yo vine en 1979 y tocábamos en lugares under, en lugares muy pequeñitos con un público que lo seguía a Armando, a mí nadie me conocía aún. La verdad es que cantar y estar con él en un escenario, escucharlo hablar y recitar su poesía era algo tan deslumbrante que me enriqueció enormemente aquellos días difíciles, aquel tiempo oscuro. Él daba luz a todo lo que tocaba y, además, era un ser humano excepcional; tenía mucho sentido del humor y siempre estaba barajándote con una sonrisa. Las anécdotas que tengo son más de este tipo, las de compartir grandes charlas, mesas interminables. Recuerdo una vez que me llevó a cantar a Guernica y fue una experiencia maravillosa. Armando tenía esa virtud extraordinaria de hacerte sentir cómodo, y con el tamaño y envergadura de su arte podía arrimarse -hacerte sentir de igual a igual- a alguien que recién estaba comenzando como era yo en ese momento.
P.: Sigamos hablando de poetas. El 14 de Septiembre se va a hacer en La Plata un homenaje al poeta cubano Roberto Fernández Retamar, al que has conocido personalmente…
T.P.: Exactamente, lo conocí en Casa de las Américas y tuve una larga y preciosa charla con él la última vez que estuve en La Habana que fue justamente para un encuentro de Ministros de Cultura de toda América y fue muy impresionante. Hablamos largamente ese día. Yo ya lo conocía de antes. Es un hombre exquisito, su obra es muy poderosa y muy importante para nuestro continente y el habla hispana, y él en esa charla que tuvimos mostró una riqueza interior y una manera tan cálida de pensar junto conmigo no sólo la cultura, sino la situación de nuestros países. Compartir esas reflexiones con él fue extraordinario. Fue un momento muy luminoso para mí aquella última charla en Cuba.
P.: Antes de tu primer viaje a Cuba, cantaste con Pablo Milanés en Argentina.
T.P.: Sí, canté con Pablo Milanés en Argentina al poco tiempo de haber yo aparecido en la canción nacional en el Luna Park y también junto a Sara González. Con Sara tuve una amistad muy hermosa que mantuve a lo largo de todos los años hasta su muerte. Era una gran autora y compositora cubana que tenía una voz maravillosa y que había venido en aquella ocasión con Pablo. Compartir escenario con ellos fue muy hermoso, un Luna Park inolvidable, y después me encontré con los dos - fundamentalmente con Sara- en Argentina y en Cuba.
P.: Hablando de Cuba, es inevitable preguntarte por Silvio Rodríguez, con el que también has tocado.
T.P.: Silvio es amigo de mis amigos desde hace mucho tiempo y también juntos habíamos coincidido en un disco homenaje que se estaba haciendo de música latinoamericana. Yo sabía muchísimo de él como toda la gente de mi generación que escuchábamos sus casetes que en Argentina estaban prohibidos, sabía que se trataba de una persona entrañable. Cuando fui a hacer una larga gira por Cuba, Silvio se enteró que yo estaba y me invitó para cantar en un ciclo de recitales que estaba haciendo por todo Cuba, sobre todo en los distintos barrios de La Habana. Fue maravilloso; él armaba el escenario - lo hacía con algún amigo cubano- y después subíamos a cantar juntos. Después, cuando empecé a grabar una canción de mi anteúltimo disco, lo llamé para preguntarle si quería grabarla conmigo- yo necesitaba hacerla con él especialmente por el significado que tenía aquella canción- y él inmediatamente la grabó en Cuba y me mandó la versión aquí para que yo pudiera terminarla.
P.: En este repaso de grandes artistas, nombremos a León Gieco.
T.P.: Con él compartí muchísimo: grabé un disco homenaje y después canciones emblemáticas como “Nunca más” y “El ángel de la bicicleta”. Siempre compartir con él algo es tremendamente grato; cantar, viajar, charlar, subirse a escenarios. La que lograba convocarnos a todos era Mercedes y gracias a ellos dos tengo anécdotas inolvidables, haciendo giras los tres acompañados por Víctor Heredia, por ejemplo, en un viaje hermoso a Israel que me acuerdo que estábamos volviendo en la dictadura y empezando a recuperar muchas cosas que habíamos sentido y nos habían quitado y de golpe parecían que no eran del ciudadano común. Los tantos años de dictadura y horror habían logrado que hasta el himno nos pareciera algo ajeno. Me acuerdo que fuimos a una escuela que se llamaba “República Argentina” y, entonces, la gente que estaba allí nos pidió que cantásemos el himno y cuando empezamos a cantar nos miramos entre todos y fue una cosa inolvidable- todavía cuando lo cuento me emociono-: nos acercamos cada vez más y terminábamos fundiéndonos en un abrazo porque de a poco íbamos recuperando el himno para nosotros. Todos vivimos el horror, en mi caso en Buenos Aires, sufriendo desde adentro todas las noticias terribles que estaban sucediendo en ese entonces. Lo cierto es que fue un momento único e inolvidable, cuando sentimos finalmente haber recuperado un pedacito de nuestra nación patria.
P.: Quiero que me hables de tu vínculo con las Madres de Plaza de Mayo.
T.P.: Yo caminé con ellas a lo largo de la historia de las madres, cuando ya en la dictadura vivía en Buenos Aires y aun no me conocían en el mundo de la canción. Tuve siempre un vínculo entrañable y único y, en algún momento, las madres me pidieron que yo dirija el espacio que fue entregado por Nestor Kirchner de lo que había sido la ESMA. Además tengo una relación familiar con ellas, me siento hija de ellas y permanentemente estoy en contacto con la mayoría.
P.: El disco que estás presentando se llama “Todo lo que tengo”, ¿qué es lo que tiene hoy Teresa Parodi?
T.P.: La poesía y la música, fundamentalmente. La belleza de los sueños que no perdí y que no me van a quitar jamás y por los que sigo luchando, pase lo que pase. Estoy convencida de eso y lo trasmito en las canciones, porque aquellas dos alas me han permitido decir todas esas cosas.
P.: ¿Cómo fue la selección de los poemas que musicalizaste?
T.P.: En realidad, hay algunos que musicalicé hace mucho y otros que musicalicé en este tiempo. Son poemas que me golpearon fuertemente, me emocionaron intensamente y por eso, naturalmente, los elegí. Los poetas son los que he leído toda mi vida y voy a seguir leyendo. Hay otros, muchos más, que no podían entrar en un disco y tuve que hacer una selección obviamente. No es el primer trabajo en el que hago un porcentaje tan alto de poesía. Tengo un disco muy anterior, pese a haber ganado en Cosquín y haber sido conocida, que se llamó “Canto a los hombres del pan duro” - que es un poema de Mario Jorge De Lellis, un gran poeta argentino-, y en ese disco también había grabado muchísima poesía. Pero, después, mis discos se integraban más con canciones y alguno que otro poema aislado. Por eso era muy importante para mí hacer otra vez este trabajo en donde la poesía tenga un lugar central. De hecho, hay once temas de los cuales nueve son poemas cantados y de esos nueve, siete tienen música mía y los otros dos tienen música de Pedro Aznar y Víctor Heredia.
P.: Hablemos de algunos de los invitados del disco, empezando por alguien con quien has compartido muchas veces escenario y grabaciones: Liliana Herrero.
T.P.: Mi hermana y mi amiga, Liliana Herrero. Con ella compartimos no solamente una cuestión generacional sino también la provincianía -ella es de la Mesopotamia, como yo-, esos mismos ríos que bañaron su infancia también abrazaron la mía. Tenemos un vínculo muy poderoso y afectivo; compartimos absolutamente los ideales y los sueños y, además, el amor por esta música de nuestro país y América Latina. Creo que Liliana es una de las grandes intérpretes argentinas. Para mí siempre es un honor que ella grabe o cante una canción mía, y después compartir con ella el escenario es fantástico porque existe un idea y vuelta maravilloso. Siempre estamos juntándonos, buscando una excusa de subir al escenario las dos. Este año hicimos un espectáculo que se llama “Esperar cantando”, que vamos a seguir haciendo. De vez en cuando necesitamos testear una con la otra, hombro con hombro en el escenario lo que seguimos sintiendo y pensando de la memoria que está en nuestra música, de la historia que le damos y de lo que queremos seguir proyectando hacia el futuro.
P.: También antes mencionaste a Pedro Aznar, que es alguien que viene del rock pero que sin embargo hace con mucha sensibilidad la música de esta tierra.
T.P.: Sí, yo he grabado con Pedro en sus discos y él en los míos, y hemos compartido también la composición: el grabó, además, una canción mía en su disco y en ese mismo disco dos canciones que compusimos juntos (“Laura, la del Estero” y “Rio secreto”). Después, yo en mi disco “30 años + 5 días” lo invité a Pedro y grabamos “Río secreto” otra vez juntos. Con Pedro tengo una amistad entrañable, maravillosa, profunda, sincera y compartimos todo el tiempo charlas, encuentros y, además, el escenario: lo admiro profundamente. Acá, en este disco, no solo aparece como autor sino que también canta conmigo el increíble poema de Jorge Luis Borges que se llama “El gaucho” que también tiene música de él; ahí aparece el acompañamiento de la guitarra de diez cuerdas de Ernesto Snajer, que es el director de este disco y sin él no hubiese sido posible. Trabajar con ellos fue un lujo que me di.
P.: Otra canción hermosa de este disco es la que grabaste con Miss Bolivia, ¿te resultó fácil relacionarte con ella?
T.P.: Maravilloso, con Miss Bolivia fue una sensación como si la conociera de toda la vida pero, al mismo tiempo, ella es tremendamente respetuosa, profesional, apasionada por lo que hace y se tomó de una manera tan intensa el trabajo…. Porque ella escribió lo que rapeó. La propuesta que le hicimos con Ernesto fue: “vení, cantemos este poema de Neruda con música de Víctor Heredia, pero te vamos a dejar una parte para que vos rapees y sientas lo que este poema te provoca”. En realidad, el poema habla de los desaparecidos; es tremendo ese poema que Víctor musicalizó hace añares y que yo siempre canté aunque nunca antes lo había grabado. Este poema pertenece a un disco de Victor en homenaje a Neruda. Este fue el único tema que no grabe con el artista en el mismo momento, porque todo el disco está grabado prácticamente en vivo. Pero ella tenía que escuchar primero el tema para poder escribir, así que se hizo en dos momentos. La verdad que trabajar con ella fue una experiencia maravillosa, enriquecedora, y me emocionó mucho encontrarme con ese ser humano.
P.: En el disco también hay un texto que es de Julio Cortázar, ¿cuándo fue la primera vez que lo leíste y que recordás de esa experiencia?
T.P.: El poema que Cortázar escribió cuando lo mataron al Che es un texto emblemático para toda mi generación, porque coincidía con nuestra forma de pensar a América. Ese poema yo lo tenía en un afiche en mi cuarto de estudiante, porque lo hicimos nuestro. Toda la juventud del continente lo adoptó, es tremendamente conmovedor y tiene muchas versiones musicales. Esa es la virtud de la poesía: aunque no esté pensada para la música y esté en un libro, uno la puede abordar siempre y cuando la familia o el poeta te autorice, porque no es que está pensada específicamente para una cosa determinada. Es un poema que está ahí y que va a seguir estando, y puede ser abordado por distintas miradas musicales. Hay muchas otras músicas para este poema, yo creí necesario cantar la mía y por eso también lo grabé en este disco.
P.: También compusiste “Canción para Chavez”, ¿lo conociste personalmente al comandante?
T.P.: Sí, lo conocí en aquel memorable día en Mar del Plata que nos congregamos a decirle NO al ALCA. Todavía recuerdo ese día, lo conocí al Comandante en aquel acto que fue impresionante y recuerdo que bajamos del tren y fuimos marchando hacia el estadio y no me voy a olvidar nunca porque a mi lado caminaba ¿sabes quién?: Evo Morales, que todavía no era presidente, marchando bajo una lluvia torrencial , y llegamos al estadio emocionados. Fue realmente un acontecimiento histórico importantísimo que me siento muy feliz de haber podido vivir.
P.: ¿Qué mirada tenés acerca del presente de la música popular en nuestro país?
T.P.: Está viva y llena de nombres nuevos y generaciones de músicos que se están perfilando en todas partes, preparados para profundizar los caminos. Hay una riqueza extraordinaria y siento que ya está en muy buenas manos, porque hay para rato músicos argentinos extraordinarios que vienen caminando con una gran lucidez y con un compromiso vital y central de la música que heredaron en una búsqueda sincera y profunda. Sé que es un tiempo difícil para la música en general, para la cultura, y un tiempo crítico porque cuando pasan las crisis económicas que hemos vivido en el país lo que se siente primero es que la gente no puede acompañarte a los conciertos o comprarte el disco. Lo mismo con el teatro o las películas argentinas que se estrenan, etc. Entonces la gente deja de consumir, pero lo que sí sé es que estamos llenos de grandes músicos y que eso es muy alentador.
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