Por Sergio Marelli, Guido Guaragna y Santiago Marelli
Recientemente, una sentencia de primera instancia, hizo lugar a la demanda que Rafael Bielsa – ex canciller y actual ejecutivo de una corporación encabezada por el empresario Eduardo Eurnekián- inició contra Miguel Bonasso, novelista y periodista de intachable trayectoria. El motivo: presuntas calumnias e injurias. Para hablar sobre este tema conversamos con el autor de “Recuerdo de la muerte” y “El presidente que no fue”, entre otros libros que forman parte de la galería de insoslayables del periodismo argentino.
Pregunta: ¿Por qué el señor Bielsa se sintió agraviado por vos?
Miguel Bonasso: Se siente agraviado por algo que está en su currículum, esto es lo más insólito. En su currículum figura que él, después de haber estado secuestrado y torturado, fue funcionario de la dictadura militar entre los años 1981 y 1983 y que, además, fue a cumplir un programa de informática en el gobierno de la dictadura de Pinochet en Chile. Quien lo llevo a esas funciones fue un ex discípulo de su abuelo- que también se llamaba Rafael Bielsa, famoso jurista rosarino- el doctor Roberto Luqui. Este último fue un testigo que Bielsa presentó en la causa que acreditó que él lo había visitado en España a Bielsa -donde estaba exiliado-, después de haber sido liberado de su secuestro en la dictadura. Fue un secuestro aparentemente muy corto, sólo nueve días, aunque igual es un horror naturalmente. Luego viajó primero a los Estados Unidos y finalmente a España. Lo visita en España y le ofrece trabajar con él. ¿Quién era el doctor Luqui?: el subsecretario de Rodriguez Varela, ministro de justicia de la dictadura y defensor de Jorge Rafael Videla: Lo trajo al país de regreso para trabajar en la dictadura.
P.: Tus diferencias con Bielsa son de muy antigua data.
M.B.: Yo le cuestioné muchas otras cosas. Admito mi desconfianza hacia Bielsa por un episodio que ni siquiera me contaron como periodista sino que viví: cuando Hilda Molina- la médica cubana que tenía a su hija, a su yerno y a sus nietos viviendo en Argentina- quería salir de Cuba pese a ciertos problemas para su salida por las funciones que había ocupado. Esto fue utilizado por Bielsa para presionar al gobierno cubano.
P.: Colocando a la Argentina en el umbral de un incidente diplomático de extrema gravedad.
M.B.: Gravísimo porque estas mujeres se metieron en la Embajada con autorización de Bielsa- hecho que él mismo reconoce en el juicio-. Yo le advertí a Kirchner -, en ese momento yo estaba muy cercano a él- cuando él estaba en Brasil, en un viaje oficial para ver a Lula,. En la mañana me llama por teléfono la cuñada de Jorge Taiana –por entonces Subsecretario de Relaciones Exteriores- y me dice: “Es terrible. Se han metido con Hilda Molina y su madre Hilda Morejón en la embajada argentina en La Habana y pueden pedir asilo. Si esto ocurre es un desastre. Jorge está buscando ahora a Néstor, pero no se puede comunicar.” Yo pido comunicarme urgentemente con el Presidente y le explico que estas mujeres han entrado a la Embajada y que lo que tienen que hacer es sacarlas de allí porque si llegan a darles asilo, Fidel Castro rompe relaciones con Argentina, directamente. Por suerte, Jorge Taiana también lo llama y, entonces, el presidente echa al embajador, Raúl Taleb y, un tiempo más tarde, echa al Jefe de Gabinete de Bielsa, Eduardo Valdéz. Néstor no lo toca a Bielsa, porque Bielsa esgrime su amistad con Colin Powell, Secretario de Estado de los Estados Unidos y delincuente acusado en el Irán-Contra, por haber violado la ley que prohibía inmiscuirse en los asuntos internos de otros países. Es un dato curioso, Hilda Molina e Hilda Morejón se asilan en la Embajada Argentina en La Habana, el mismo día que Bielsa se entrevista en Washington con Colin Powell. Al salir del Departamento de Estado de aquel almuerzo con el Secretario, Bielsa dice que hay que tener una posición dura respecto de Cuba.
P.: Hablá de la confusion generada acerca del lugar de detención en el que estuvo Bielsa.
M.B.: Bielsa no pudo probar que yo di a conocer dolosamente información que no era cierta. Cuando yo digo que Bielsa no estuvo en Funes, es porque él mismo terminó por aceptar en uno de sus escritos que no estuvo en aquella famosa quinta y que había vivido veinte años equivocado sobre este punto. Es decir que la confusión la crea Bielsa, no yo. Hay toda una serie de artículos periodísticos que dicen que primero reconoció un lugar llamado “El Fortín”, después lo llevaron a otro centro clandestino de reclusión de Rosario que se llamaba “La Calamita” y, finalmente, terminó reconociendo que era este último el lugar donde había estado secuestrado. En su declaración dice que fue torturado en un sótano y en la Quinta de Funes no había sótano. Él escribe una nota en Página/12 titulada “El tipo está loco”, donde él cuenta su paso por Funes y cuenta que fue torturado allí y tuvo un comportamiento tan heroico ,que el torturador dijo estaba loco por la manera en que resistió la tortura. Yo digo que embelleció su papel histórico, lo que le hizo ascender muchos puntos dentro del gobierno de Nestor Kirchner.
P.: ¿Por qué decís que embelleció su papel?
M.B.: El testigo que él mismo presentó - Luqui-, dice que fue liberado mediante un trámite hecho a través del coronel Lizarazu y del general Corbeta, aprobado por Leopoldo Fortunato Galtieri, el dictador genocida que en ese momento era comandante del Segundo Cuerpo del Ejército, con sede en Rosario. Es decir, yo me enteré en la causa de cosas que ni siquiera sabía y que no están en el libro. En el libro- “Lo que no dije en recuerdo de la muerte”-, digo que las informaciones contradictorias que dio sobre su cautiverio no lo condenan y reconozco expresamente que hay dos prisioneras que lo vieron en el campo de concentración de La Calamita y así lo declararon.
P.: La cobertura que han hecho los medios sobre el fallo dicen al unísino que vos negás que Rafael Bielsa hubiera estado prisionero.
M.B.: Te diría que esa es la médula de la demanda. El aspecto central de la demanda es que yo, inhumanamente, de manera brutal, he negado el sufrimiento espantoso que ese muchacho que por entonces tenía 19 años y trabajaba en un tribunal de Rosario sufrió al ser secuestrado y torturado en 1977. No es cierto. Lo que yo negué es que hubiera estado en la Quinta de Funes.
P.: ¿Qué importancia tiene haber estado o no en la Quinta de Funes?
M.B.: Muy sencillo: la quinta de Funes es un aspecto central de mi libro Recuerdo de la muerte porque por allí pasó toda la conducción montonera de Rosario. Bielsa no pertenecía a la conducción, sino que era periférico, aunque él pretenda alcanzar una altura épica con su relato que lo hizo en Página/12. Te diría que nuestra disputa es, en primer lugar, entre dos figuras políticas conocidas, públicas; una de ellas –él- con mucho más acceso a los medios que yo.
P.: ¿Pensás que sería un precedente peligroso para la libertad de prensa?
M.B.: Es un precedente nefasto. Esperemos que la Cámara no me obligue a llegar hasta la Corte Suprema de Justicia o a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), porque este es un nuevo caso Kimmel . Bielsa no quiere reconocer que fue funcionario de la dictadura militar y eso está en su currículum oficial en la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina; por difundir eso ningún periodista debe ser condenado.
P.: Creer que estaba prisionero en la Quinta de Funes cuando en realidad estaba detenido en otro campo de concentración es un error excusable que no hace menos oprobioso el secuestro sufrido, pero los antecedentes que se detallan en un currículum ya es otra cosa, son una confesión de otra índole.
M.B.: Así es. El juez hace una cosa sinuosa, porque dice “donde sí podría entrarse en conflicto con la libertad de expresión ese en lo atinente a los antecedentes que figuran en el currículum”, pero, también dice que yo he tratado “livianamente” el tema de su cuestionado paso por el Sedronar. Yo digo que es un “paso cuestionado” porque, efectivamente, le dio a Carlos Del Frade, ilegalmente, escuchas telefónicas que comprometían a funcionarios socialistas del gobierno de Santa Fe, o sea, rivales políticos.
P.: Hace recordar cosas que están ocurriendo ahora.
M.B.: Exactamente. Yo le reprocho al juez- a través de mi abogado Nicolás Tauber- que, en vez de haber girado preguntas sobre este tema al Sedronar, no lo haya hecho con el tribunal Nro. 5 de Rosario, donde se tramitó la denuncia de la diputada Alicia Gutierrez por el tema de las escuchas judiciales, y que no hayan leído lo que admitió el propio periodista Carlos Del Frade, quien reconoce haber recibido grabaciones de mano de Rafael Bielsa. Grabaciones que Del Frade hizo públicas.
P.: Bastaba un exhorto judicial para que el juez se anoticiara de eso.
M.B.: Por eso digo que el que estuvo liviano fue él, porque existe esa denuncia judicial.
P.: ¿Qué relación tenía Bielsa con Rodolfo Galimberti?
M.B.: Estrechísima. Basta leer un libro que se llama” Galimberti: de Perón a Susana, de Montoneros a la CIA”, escrito por Marcelo Larraquy y Roberto Caballero, para ver esa escena que parece tomada de una película de Francis Ford Coppola cuando Patricia Bullrich- ex cuñada de Galimberti- y Rafael Antonio Bielsa- íntimo amigo de Galimberti- se acercan, cada uno en su momento, y besan dos veces el cajón. Extraño simbolismo que parece una cosa mafiosa. Esto muestra que el tema está por encima de la grieta. Esta disputa, desde un comienzo, es de carácter ideológico y politico, y precede a la famosa grieta. Tiene que ver, en todo caso, con una grieta de carácter moral. El juez dice que yo lo acuso de vínculos con la CIA y Galimberti también de una manera ligera, y Diario Perfil hace lo mismo, es decir, repite esa acusación. Yo les recuerdo a los de Perfil, cuando ejerzo mi derecho de réplica que, quien destapó ese tema fue un periodista de aquel diario -oberto Caballero-: Él es el que dice que cuando Rafael Bielsa estaba em SIGEM hace un dictamen en contra de que los DNI los hiciera Siemens; porque, en realidad, querían beneficiar a Universal Control que era la empresa del ex jefe de operaciones de la CIA a nivel mundial junto con Rodolfo Galimberti y otros miembros. Hay una tapa de la Revista Noticias de la editorial Perfil que dice “La CIA montonera” y muestra a Galimberti con sus socios norteamericanos. Ese es el señor a cuyo féretro Bielsa se inclina para darle dos besos.
P.: Todos argumentos que exceden un mero enfrentamiento entre Bonasso-Bielsa.
M.B.: Ni tiene nada que ver con la grieta ni con una pelea electoral. Esto es algo que trasciende y pone en peligro la libertad de expresión en Argentina. A partir del caso Kimmel, la Corte Suprema, inspirándose en el fallo “Sullivan vs New York Times” donde le dan la razón al NYT - justamente para preservar la libertad de expression-, establece la doctrina de la Real Malicia. Lo que dice esta doctrina es que el demandante que recurre a la justicia civil, si es una figura pública, tiene que tener un nivel de tolerancia superior a la crítica porque no cualquier crítica puede constituirse en una ofensa para él. Segundo: el demandante tiene que probar que el demandado actuó con dolo, es decir, sabiendo que la información que daba era falsa - tiene que demostrar que era falsa y que, no obstante, la dio igual. Aquí nos encontramos con que yo doy el currículum- que obviamente no es falso porque lo dio el mismo Bielsa- y, entonces me pregunto: ¿ dónde está el dolo?.
P.: Además, expresamente va contra el artículo 19 de la Declaración Universal de los DDHH (a la que nuestro país ha suscripto), en donde claramente dice: todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión. Este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas sin limitación de fronteras por cualquier medio de expresión. La cámara debería tener en cuenta esto, ¿No?
M.B.: Yo añadiría que la CIDH estableció como doctrina a partir del caso Kimel que la opinión no es judiciable. ¿Qué resguardo tiene la sociedad, la famosa opinión pública, ante los poderosos? Y no cabe la menor duda que Bielsa es un poderoso. ¿Por qué yo señalo su participación clave en la Corporación América? Yo no trabajo en ningún medio, él tiene acceso a varios, es decir, tiene un poder gigante desde el punto de vista de la opinión. Yo quería contar la verdad del criptoestado. Y vale destacar que no es mi caso, esto puede afectar a todos los informadores. Es un peligro contra la libertad de expression, contra la sagrada libertad de opinar.
P.: ¿Cuáles crees que son los mayores desaciertos del gobierno de Macri?
M.B.: Este gobierno no fracasó, este es el gobierno eterno que hace la oligarquía vinculada al imperialismo. ¿Qué es Mauricio Macri sino la expresión de una burguesía prebendaria que engordó al calor de la Dictadura, cuya deuda externa se la nacionalizaron haciéndonosla pagar a nosotros?. Domingo Felipe Cavallo los benefició transfiriéndoles a todos los argentinos la deuda de los Macri y de otros grupos poderosos. Este es el gobierno de los grupos. ¿Que hicieron con la devaluación inmoral, siniestra, sucia? Se chuparon de golpe 10 mil millones de dólares y devaluaron 40% la moneda. Sus mandantes, además de fugar capitales pudieron comprar por chirolas activos del país, que pasaron a resultarles sumamente baratos. La transferencia siempre se da de los más pobres a los más ricos. Este es el gobierno - incluyendo la Dictadura-, que más se endeudó en un plazo más corto. Es un gobierno miserable, siniestro, violento y represivo.
P.: A propósito del recuerdo de los 100 años del nacimiento de Evita, recordá el encuentro que tuviste con el Padre Hernán Benítez.
M.B.: El Padre Benítez era un gran tipo. Fue el confesor de Eva y según el mismo, Perón lo llamó cuando Eva entró en la fase terminal del cáncer y le dijo: “ quiero que ayude a mi pobre mujer a bien morir”. Yo en el '93 vine a investigar para mi libro “El Presidente que no fue”, y como soy muy estricto en materia ética no llevé ni grabador ni libreta con el Padre y me quedé 4hs. Fue una escena de narrativa de la talla de Roberto Arlt, Leopoldo Marechal. Una casa en el barrio de Florida, en el suburbio de la Capital, dónde lo buscaron y por suerte no lo encontraron en el '56. Estaba en silla de ruedas, con casi 90 años. Charlamos en el patio, en una tarde maravillosa, perfumada de glicina te diría y nosotros hablando como si tuviésemos todo el tiempo del mundo. Yo le tenía mucho respeto y aprecio porque él tuvo el valor de hablar en el entierro del máximo dirigente de Montoneros, Fernando Abal Medina. En esa época no era la Dictadura de Videla, pero era otra Dictadura. El otro orador fue el padre Mujica -yo aprendí a querer al Padre Benítez a través de él-. Aquella tarde me contó la agonía de Evita, ese proceso en el que enflaqueció de cuerpo hasta pesar 35 kilos. Benítez me dijo que le agarró la mano y se dio cuenta que se había convertido en una cristiana primitiva. En el living de su casa, Benitez tenía el busto de Evita y a la derecho, un óleo del Che. Le pregunté por qué tenía a los dos, y me contest: “ porque fueron los dos únicos santos de Argentina”.
P.: Ya que hablamos de gente con la que te cruzaste y conociste, contanos de un patriota de la Patria Grande, Salvador Allende.
M.B.: Allende me concedió un privilegio fantástico cuando lo elegía el Congreso pleno en Chile. En ese momento, yo era Secretario de Redacción de Semana Gráfica. Un momento trascendente para todo Latinoamérica. Nos pasamos de guardia todo un día frente a la casa, tuvimos una pelea con la custodia de Allende que nos preguntaba que hacíamos. El secretario de Prensa salió, se apiadó y dijo: ¿qué pasa Bonasso? Le comenté que queríamos entrevistar a Salvador y nos dice que era casi imposible, porque estaba a horas de ser presentado. Nos dijo que iba a ver que podía hacer. De golpe, vemos salir a Salvador Allende y me dice: “Venga. Usted es un pesado terrible”. Y agregó: “Mañana los espero en mi casa a las 9 A.M.”. Yo le recordé: “Mañana lo elige el Congreso”. “Y qué importa”, exclamó mientras se iba. Entonces al día siguiente había 600 enviados especiales de todo el mundo en la casa, y los únicos que pudimos pasar fuimos nosotros y estuvimos con él cuando entró una de las hijas y dijo: “Papá ya lo votó el Congreso”. Yo hasta que me sentía incómodo en esa situación. A la tarde en el hotel puse la tele y ví que recibía a los tres comandantes militares en el mismo lugar que estuvimos nosotros. Vi la foto de él con Fidel y el Che y me dije: desgraciadamente esto no va a durar.
P.: Pensaste como argentino acostumbrado a los golpes militares.
M.B.: Pensaba que en esos momentos una Institución del sistema estaba eligiendo un hombre que quería cambiar de raíz el sistema.