jueves, 24 de octubre de 2019

TEXTO INÉDITO DE RODOLFO BRACELI

                                               CORAZÓN DEL VIEJO QUE BARRE                                       



Si uno abre ese postigo, ahora mismo puede verlo: está barriendo la vereda de su casa y la de sus vecinos; nadie en la calle, falta un par de horas para que el primer sol decida un nuevo día.
Si en el mundo es la noche y adentro de la noche el invierno, si ahora todos duermen, ¿cómo se explica que ese viejo esté barriendo por barrer?

No tiene sentido que haga eso con tanto invierno, a su edad. Pero él barre porque es la única hora en la que sus recuerdos fluyen despejados, como el agüita de la acequia.

Barre acompasadamente y mientras barre recupera la única ráfaga con pulso que todavía sobrevive a la desolación de tantas jornadas demasiado iguales. Eso es todo lo que le queda en el bolsillo de su corazón después del tránsito que le dobló la espalda, que le opacó la mirada, que le acobardó los dedos y le desmayó la saliva, que le fue menguando el calor de la sangre de cada día.

Ese momento:

aquel momento, ahora mientras barre le retorna y le entibia algo más que el semblante...
... él ha caído con su bicicleta en la loma de la calle pedregosa; sangra su codo izquierdo y sangra su frente después de una joven imprudencia. Y de pronto ¡ella! con su agüita de manzanilla, transcurriéndolo con los dedos, y después lamiéndole la herida, sorbiéndole el dolor... los dos tendidos en el terraplén… qué próximos los labios de ella a los labios de él… tan próximos que ya se están besando las salivas…

El viejito barre y ve aquello… todo lo demás de su tránsito por eso que llamamos la vida se ha apagado, pero la yema de aquel momento sigue intacta... su codo y su frente sangrando, ella bajando sobre su cuerpo, ella aprendiéndolo con sus dedos...

((
Viejito que barre y nadie sabe por qué:
sus huesos se desplomarán,
los días y las noches le apagarán la sangre,
muebles y sábanas y retratos y panes se quedarán sin su mirada,
hará silencio su pulso.
Pero la memoria de su corazón no soltará aquel momento de su cuerpo enamorado, vadeará olvidos y apocalipsis.
Nunca nada nadie podrá desalentar aquel pulso,
lo sabe, lo siente el viejito que barre.
Que barría.
))

Presentación

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