Por Sergio Marelli, Guido Guaragna y Santiago Marelli
Decir Bolivia hoy es decir una treintena de muertos, cientos de heridos y detenidos, desaparecidos, policías gaseando a los deudos que llevan los ataúdes de sus seres queridos al cementerio, incendios de oficinas gubernamentales, intimidaciones y cobardes amenazas a familiares de funcionarios y legisladores del M.A.S. para que traicionen a Evo, elecciones que se convocan en nombre de la democracia pero proscribiendo a quien goza de las mayores adhesiones populares. Pero los acontecimientos que conmueven a nuestra región no se circunscriben a Bolivia; es necesario seguir mirando lo que pasa en Chile, en Colombia, en Ecuador, en Haití, en Uruguay. Todo nos tiene que concernir porque Argentina es una parte de ese territorio y esa historia común que muchos seguimos soñando porfiadamente con el nombre de patria grande. Para conversar sobre lo que está ocurriendo en esta Latinoamérica convulsionada conversamos con la periodista y poeta, Stella Calloni.
Pregunta: Hace unos diez años publicaste un libro “Evo en la mira: CIA y DEA en Bolivia” y los hechos te han dado tristemente la razón: Evo estaba en la mira y dieron en el blanco.
Stella Calloni: Fue en el 2010 que se publicó esa investigación sobre todo los rastros dejados por la CIA en las propias oficinas gubernamentales. Una oficina de la CIA estaba precisamente junto al de la presidencia en el Palacio Quemado - que es la sede presidencial-, lo que es elocuente de hasta qué punto llegaba la injerencia norteamericana.
P.: Veamos qué pensas de algunas de las falacias que se esgrimieron para el golpe: “El gobierno de Evo fue fraudulento, producto de un escrutinio amañado y lo único que buscaba era perpetuarse en el poder”.
S.C.: Absolutamente falso. Primero, ya habían intervenido cuando él hizo un referéndum para ver si lo votaban cuando empezó a gobernar; además, ya había tenido un intento de golpe -en 2008- a muy poco de su llegada al gobierno, que fracasó pero dejó destrucción y muchos muertos. Después habría que mencionar la cantidad de acciones desestabilizadoras y provocaciones de todo tipo que sufrió, porque a pesar de que sacó a la CIA y la DEA del país y también al embajador de Estados Unidos, la presencia de los servicios de inteligencia era brutal. Desde 1952, cuando destruyeron la revolución de ese mismo año, no se fueron nunca más y la intervención recrudeció cuando buscaban al Che. Fue uno de sus agentes mejor entrenados quien asesinó al Che.
P.: Vos demostraste en tu libro que el hostigamiento a Evo es de muy vieja data.
S.C.: Yo investigué cómo había sido la persecución a Evo cuando ya era cocalero, los intentos de matarlo y registré una serie de datos- todos con sus respectivas fuentes- y Evo lo hizo imprimir en Bolivia y lo daba para estudiar como un libro histórico a los estudiantes. Inclusive lo tradujeron al dialecto aymara. Una vez que se agotó la segunda edición de la Editorial Nuevo Encuentro decidimos, el año pasado, reeditarlo y agregarle algunos otros hallazgos porque lo que está investigado vale la pena que quede como testimonio de la fiereza con que se lo atacó, y que permite entender lo que está pasando ahora, el racism de los señores de Santa Cruz de la Sierra, las ligazones con las dictaduras pasadas, etcétera. Evo, hablando en México con Crónica TVC, le dijo a Horacio Embón (creo que fue la primera entrevista después del golpe), que leyera mi libro porque allí estaba toda la historia de lo que ha padecido el pueblo boliviano.
P.: Está de alguna manera toda la genealogía de este golpe.
S.C.: Exactamente, es la misma genealogía del intento de golpe de estado anterior. Los mismos mecanismos y los mismos personajes. Inclusive el origen del conflict. Acuérdense que cuando se intentó privatizar el gas hubo 66 muertos. En este golpe, lamentablemente hay que decirlo, han participado de alguna manera Argentina, Brasil y Chile. Hasta días antes del golpe hicieron maniobras militares escandalosas con paracaidismo en las fronteras con Bolivia y no se sabe lo que entró, pero sí que el 4 de septiembre cuando vino la hija de Trump a Jujuy, vino acompañada de 2.500 agentes federales que debieron ser de los tipos que se infiltraron en las tropas especiales que ahora mismo están allí, en Bolivia, colaborando en la represión o, mejor dicho, en la guerra contra el pueblo- porque es más que una represión- y también llegaron aviones con supuestas ayudas para equipos contra desastres ambientales, inmediatamente después y no por casualidad, 25 años después de estar parado, el tren de Belgrano carga se llevó 21 vagones de armamento para las maniobras desde Córdoba hasta Jujuy, pero yo nunca había visto que se llevaran esa cantidad para simples “maniobras”. Todo aun es muy raro y queda mucho por escribirse.
P.: ¿Qué pensás del llamado a elecciones?
S.C.: Estas nuevas elecciones son una historieta, un cuento chino, porque uno está votando con un revólver en la cabeza y mientras están matando y persiguiendo gente, mientras inventan causas de sedición y terrorismo en contra de la gente que no ha hecho nada; porque la gente de Evo simplemente salió a defender la democracia sin estar armados ni nada. Estamos viendo abiertamente la persecución al periodismo , y en nuestro país los grandes medios se han quedadado muy silenciosos en un papel descarado de cómplices.
P.: Una imagen terrorífica es la de los golpistas irrumpiendo en el Palacio Quemado, es casi una ilustración de un libro de una época de la Conquista. Gente que atrasa seis siglos.
S.C.: Es una vergüenza y un dolor inenarrables.
P.: Evidentemente no coincidís con Rita Segato de que Evo cayó por su propio peso.
S.C.: Por supuesto que no. No cayó por los errores, sino por todo lo bueno que hizo y especialmente porque el gobierno de Evo estaba por explotar el litio con una empresa alemana. El litio está considerado ahora como el oro blanco.
P.: ¿Opinas que la proscripción de Evo hará difícil el regreso del MAS al gobierno?
S.C.: El hecho es que no hay elecciones democráticas, no hay nada que diga eso ¿Cómo va a ser democrático en este clima de terror? Yo creo que Estados Unidos está en una guerra abierta contra América Latina porque es lo que tienen más cerca en cuanto a recursos naturales y tienen situaciones complicadas en otros lugares del mundo.
P.: Hablamos del golpe de estado en Bolivia, pero también hay que hablar de las puebladas que están ocurriendo en Chile, Colombia y en Ecuador que muestran un nivel de hartazgo con el neoliberalismo que sobrepasa las previsiones de los gobiernos ¿Te tomó por sorpresa lo que sucedió en Chile?
S.C.: Por sorpresa no. Un poco se venía venir porque hace tiempo que el clima se venía fermentando. Esto comenzó con la histórica salida de los estudiantes.
P.: Y siguiendo con el mapeo de Latinoamérica, ¿Cuál es el papel que puede jugar México en el nuevo armado regional al que se sumaría Alberto Fernández?
S.C.: Es un gobierno con el que hay muy buenas relaciones. Va a tener un papel importante en nuestra recomposición. Lo de Chile no sabemos cómo va a terminar, lo está manteniendo EEUU porque quiere tener bien asegurados los recursos. Tampoco está firme Bolsonaro, tiene muchos problemas internos. En América Latina el primer intento del neoliberalismo en nuestra región en los años '90 fue derrotado por el pueblo en la calle, con los movimientos sociales que surgieron y ahora sucede lo mismo. Macri no fracasó, hizo todo lo que quería y necesitaba EEUU para desguazar la educación, la cultura, las empresas, el Estado nacional y entrar fácilmente a recolonizar el país. Lo demostró con las medidas que tomó. Creo que ninguno de nosotros está firme en el cargo, la dinámica de estos tiempos es muy distinta y van sucediendo a grandes saltos y tenemos que estar preparados, pero lo principal es saber con que enemigo estás luchando, y no estas luchando contra Macri o Bolsonaro, sino contra Estados Unidos, que quiere apropiarse de todo a través de la doctrina Monroe. Quieren desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Los políticos se resisten a entender que todavía somos países dependientes y ese país del que somos dependientes ha declarado que quiere tomarnos a nosotros definitivamente como Estados Asociados o quien sabe cómo pero colonizados. A partir de ahí hay que elaborar nuestras propias formas de pensamiento y actuación. Los pueblos están siendo protagonistas, y son pueblos desarmados. En Chile aguantan sin armas, no es una guerra sino que es terrorismo de estado. Es una vergüenza que existan los Guaidó también. Hay que ponernos las pilas y ver hasta donde podemos llegar.
P.: Se cumplieron hace poco tres años de la muerte de Fidel y sabemos del trato que tenían. ¿Cuál de los recuerdos más entrañables que guardas nos querés contar?
S.C.: Era un ser humano formidable. Yo me acuerdo de su constante bregar para que terminen esas guerras injustas del imperialismo y el mundo viva al menos un tiempo en paz. Fidel tenía esa cosa tan marcada de decirle siempre la verdad a su pueblo: “ Nunca verás que yo le he mentido al pueblo, le he dicho las malas y las buenas circunstancias así como los errores, todo lo hemos llevado al pueblo para que nos juzgara y nos devolviera su mirada”, me dijo una vez. Y todavía resuena su voz en mí.