SONETO PARA MIGUEL HERNÁNDEZ
Hoy te evoco poeta soberano
patriarca de la luz y de la lucha
vibra mi voz, confío en que me escucha
el que supo ser hombre, bardo, hermano.
El que no perdonó la muerte aviesa
estercolando amigos, tan temprano.
Con cebolla de versos, con sus manos
dio el hijo de la sangre y la tristeza.
Su verso labrador labrando estrellas
dejó en mi alma-poeta fértil huella
un rayo que no cesa, luz que labra
la instancia inaugural de la palabra.
Procura esta pasión definitiva
ser vida-amor, promesa que cautiva.
A MIGUEL HERNÁNDEZ
El viento me trajo la conmovedora voz del poeta.
Me fui con ella en una gota transparente.
Sentí la voz de España, esplendente y sonora.
Bebí el dolor de un hombre, que es el dolor de todos.
Empecé a escalar soles y montañas
a hacer sangrar mis pies en guijarros
y a escuchar el llanto del pueblo
en la convulsa pasión de la metralla.
Y crecí desnuda, esencial, ligera
caminando entre el dolor del fuego
y gozando del blancor de la nieve.
Su verbo fue quedándose en mi sangre
compulsado con un hálito de magia.
Miro ahora su fulgor
su delirio de diamante
y regreso a la batalla
con el barro prendido de mis plantas
y un cielo creciendo a mis espaldas.
Bertha Carou vive en Lincoln, provincia de Buenos Aires (Argentina) en donde desarrolló su actividad docente como profesora de Letras y escritora. Trabajó en varios Talleres Literarios para adolescentes y adultos y comparte con los amantes de las Letras, su actividad literaria. Ha obtenido premios en poesía en el país y el extranjero. Algunos de sus poemas fueron leídos en Radio Nacional de España y radios nacionales argentinas .Varios de sus poemas fueron traducidos al catalán y al francés.