miércoles, 13 de marzo de 2019

UN HOMBRE CON UNAS ALAS ENORMES



El 13 de marzo de 1925 nació en Santa Fe, Fernando Birri. Poeta, titiritero, pintor, teatrero, fundador de dos escuelas de cine- en Santa Fe y en Cuba-  y uno de los mayores directores que dio Argentina, como lo demostró con películas que han sobrevivido intactas el maremoto de los años –como “Los inundados”, “Tire dié” , “La pampa gringa” o “La primera fundación de Buenos Aires”, producida por León Ferrari-. Este  ciudadano del Cosmos defendió el sueño de un cine crítico, delirante y lumpen.  Y aunque él ya no esté para festejar su cumpleaños, nosotros queremos seguir celebrando que alguna vez haya nacido este trabajador de la luz y la utopía. Y lo haremos con un poema que Rafael Alberti le dedicó en 1983, y con el texto que escribió Rubén Blades cuando se enteró de su muerte.



Saliste de aquel río,
de sus largos e internos litorales.
En donde casi pierde las orillas.
gran Paraná argentino,
de ciudades y selvas,
insomnes yacarés, pájaros arcoiris,
troncos resbaladores por sus aguas,
hombres en soledad o fustigados.
Todo aquello por siempre permaneció en tus ojos
hasta el día en que luego, algo más tarde,
lo volcaste en la luz, en las movidas
susurrantes penumbras de las sales del mundo.
Hoy,
con tus llovidas barbas de monje tibetano.
Tu recogida trenza y altura conseguida,
puedes mirar, mirarte
y ver cómo te miran y sienten al unísono
en tus vivos espacios de imágenes tangibles.

Rafael Alberti, Madrid, 1983


FERNANDO BIRRI

Lo conocí cuando a principios de los 80's, por razones que aun ignoro, fui invitado a participar como jurado de un Festival de Cine Super-8, celebrado en la Isla de Margarita, Venezuela.
Fernando Birri, argentino, jovial, irónico, irreprimible, poseía un ingenio y una vitalidad extraordinaria.

A pesar de su madurez, siempre lució más joven que todos los que éramos de menor edad a su alrededor.

Ya por entonces era objeto de admiración y afecto universal, por su documental "Tire Dié" (1960) y por su película "Los Inundados", premiada en el Festival de Venecia en el 1961.
Solido creyente en Latino América, en su capacidad y en sus posibilidades reales, poseedor de una cultura universal, alimentada por su enorme curiosidad hacia todo y todos, Fernando Birri instantáneamente enriquecía la vida de lo que tocaba, recibiendo y entregando simultáneamente, mejorando y transformando personas y personalidades, en un continuo fluir de risas, anécdotas, tragos, comida, historias, políticas, utopías y esperanzas. Después de la seria tarea de considerar el material presentado por el Festival del Super 8, salíamos a "dar una vuelta", algo así como subirse a un tsunami entendiendo que bajarse de él no sería una opción. ¿Qué decir de lo que aprendí de aquel viejo joven, solo escuchando, observando, reaccionando a lo que fue y es su pura y desenfrenada capacidad intelectual y espiritual, unida a un sentido de "jodedera" de barrio que resultaba desconcertante en un ser capaz de hablar en tantos idiomas?

Lo llaman "el padre del cine latino-americano", algo que imagino lo cabreo toda la vida. Para Fernando, la definición era el final del camino. Para él, el aprendizaje debía ser continuo, sin pausas, una marcha continua descubriendo, mejorando y aplicándolo.

Mi querido Fernando Birri, se muda, a sus bien vividos 92 años, al "otro barrio". ¿Quizás alguien que lea esto podría tener acceso a alguna foto que nos tomamos durante ese Festival de Cine Super-8 en la Isla de Margarita, en Venezuela, en los '80s?

¡Buen viaje Birri, y gracias, por tantas cosas!

Rubén Blades

      29 de Diciembre, 2017

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