jueves, 27 de febrero de 2020

PABLO NERUDA SEGÚN JUAN GELMAN


En el número 5 de la revista Los Libros –noviembre de 1969-, Juan Gelman escribió en verso la reseña del libro Fin de mundo, de Pablo Neruda. El poema nunca fue recogido en libro, lo que vuelve doblemente valiosa su publicación en “Calibán”.


Noticia. En la cintura de este libro
-cometa de cola ardiente,
fuego o metal desenterrado-,
entre relámpagos y peces,
muchos peces o como labios
en un titánico transcurso,
un colosal estilo tácito
con borbotones de escarlata
salió viniendo a remorir,
vino saliendo a revivir.

Hecho es que lo editó Losada
a ochocientos sesenta pesos
en la sufrida Buenos Aires
con buena fe que reconozco,
cajones, arpas, aire verde,
plazas urgentes preservadas,
tétricos lápices desnudos
y jovencitas intestinales.

Oh cuánta pura geología
crespa y nocturna de monólogo
cayó sobre el hombre aquí
nosotros sudamericanos,
nosotros -suda, Mary- canos
de tanta culpa y maleficio,
de tanto río desventajoso
Y poesía carpintera
o carnicera o metalúrgica
y frentes latitudinales
rotas contra el día derecho.

Hecho es que lo editó Losada
y en la cintura más pluvial,
junto al heroico verbo huraño,
al adverbio puro y eléctrico,
en la piedad enmarañada,
hay un pequeño profesor,
da clases de luz a la tierra.

O dice, hostil de bromeliáceas:

Sale debajo del periódico
un criticante y se dispone
a dictar medidas de muerte
contra mi canto permanente.
No es sólo ese hombre de papel
sino que en su negra silueta
caben otros desesperados
que. con tenedor y tijera.
con oraciones y amuletos,
quieren que para complacerlos
se practiquen mis funerales".

Y eso está mal, muy mal, muy mal,
¿por qué, pequeños criticantes,
de ojo viudo y sed de sapo,
por qué quieren sus funerales?
Miren que él prometió así:

"Yo pienso darles esperanza,
dejarlos que acerquen las manos
al ataúd, hacerme el muerto,
Y cuando las Iágrimas salgan
de sus ojos de cocodrilo
resucitar cantando el canto.
el mismo canto que canté:
el que voy a seguir cantando
hasta que estos hijos de puta
resuelvan darse por vencidos
y acepten lo que se merecen:
un cementerio de papel".

Aclaración. Lo de "hijos de puta" no hay
que tomarlo al pie de la puta.
Es en realidad, metáfora
de la poesía superior.
El mismo dice o canta que:
"No hablaré mal de estos cuantiosos:
recordaré de cuando en cuando
sus atributos animales
y no quiero tratarlos con,
ni tampoco tratarlos sin:
son merecedores del sol
como las uñas de mis pies,
pero no puedo estar de acuerdo
con la exquisita ceremonia
que destinaron para mí
ald declararme fallecido".

Oh falaces declaradores,
mojan sus plumas en la pus,
son parentela de carroña,
íntimos del plato de sangre
que con boca podrida de
o basurera boca a
sorben pisando músicas terrestres
(perdón por el endecasílabo)
pardos obispos de las nueve.

Pregunta. "¿Por qué fallecer, me pregunto,
sin otra razón valedera
que satisfacer sus decretos,
sus operaciones sagradas,
dejar de ser sin más ni más
para que se mueran de gusto?"

¿Eh?

Exclamación. "¡Cómo repiten sus palabras!
¡Que satisfecha es su estatura!
¿Hasta cuándo canta este diablo
un poco mejor que nosotros?
-dicen- mezclando con cuidado
la voz con los ojos al cielo
y la tinta con la estricnina".

Hay que dejar qua el diablo cante,
de su escritura ayer reían
todos los poetas excelsos,
pero después nerudearon
y luego césarvallejearon ,
siaint-john-persearon y eliotaron
aragonearon y haraganearon,
pero él seguía siendo él
bajo la luz estupefacta
mientras el Niágara electrónico
caía sobre las cucharas.

Ruego. Sobre esta magnolia terrestre
derramó lágrimas higiénicas
o la insigne pajarería
y aún los braseros brutales,
los crecimientos pululantes
del continente enloquecido.
Hay que dejar que el diablo cante
un poco mejor que nosotros,
hecho es que lo editó Losada
a ochocientos sesenta pesos
y tiene toda la razón,
no hay por qué escupirle el mar
a quien sigue siendo feliz
"sin que jamás se entere nadie
de mi enfermedad insondable:
de lo que sufrí por amarme
sin ser, tal vez, correspondido".

A los sesenta y cinco de edad,
con tanta gloria acumulada,
tanto fulgor o congelado
brillo bello en su poesía,
déjenlo en paz, hijos de puta,
juntar más condecoraciones,
cintas de honor, honoriscausas,
más viajes internacionales,
más caracolas, mascarones,
más relaciones diplomáticas,
mojar su mano en el Pacífico
como en un Útero fragante,
librar torrentes de turquesa
o más relámpagos terrestres,
sin olvidar torres de sal,
o compartir los huevos fritos
con presidentes que presiden
a tristes sudamericanos,
indios terrosos del Perú,
o peones oscuros de México,
toda esa geografia. en fin,
que ya no gime por su lengua.

Ruego. Déjenlo, en paz, hijos de puta,
ser candidato a Presidente,
ser candidato a Premio Nobel,
ser candidato a candidato,
a nadie hace daño con eso
y es tan merecedor del sol,
como cualquiera de nosotros que,
cantamos peor que él.

Ruego . Hecho es que lo editó Losada
para el cumpleaños del poeta
a ochocientos sesenta pesos.
La tapa es de BaIdesani.