Jorge Accame
es poeta, cuentista, novelista, dramaturgo, docente. Nació en
Buenos Aires y vive actualmente en San Salvador de Jujuy. Ganó el
premio La Nación-Sudamericana 2008 –con su novela Forastero-
, el Premio Norma Literatura Infantil y Juvenil 2013, y los premios
teatrales Florencio
Sánchez, ACE, Trinidad Guevara y Estrella de Mar, entre otros
galardones.
De Jardín nublado, en Objetos
propios y prestados sin bordes precisos
(en prensa), son los siguientes poemas.
Mi
hijo menor habla de su viaje por México.
Relata
que buceó en cenotes. Aguas cristalinas, silenciosas,
deshabitadas
como un fin de mundo.
En
una ocasión pasó de un cenote a otro por un túnel
donde
apenas cabía una persona.
El
túnel tenía cerca de cien metros de largo.
Imagino
a mi hijo en ese túnel.
Solo,
cien metros de absoluta oscuridad.
Mientras
él sigue contando, con una excusa cualquiera
apoyo
mi mano en su brazo.
............................
Sin
techo
I
Estatua
tirada en la vereda,
sobre
la cabeza dormida, mechones grises
entre
los cuales alguna vez
alguien
habrá enredado amorosamente sus dedos
II
Duerme
bajo un balcón
apenas
cubierto por un diario,
imagina
el calor.
Como
un león exiliado.
Ya
volveré, piensa.
..............
Algunas
noches sueño que vuelo.
Pero
vuelo mal, con torpeza.
Ya
que es un sueño, ¿no podría al menos volar bien?
Me
cuesta mantener el control.
Si
vuelo sobre un lago, hago sapitos y siempre
estoy
a punto de hundirme en el agua.
Si
atravieso una llanura, choco contra las ramas
y
debo protegerme la cara con los brazos.
Mi
vuelo es tan defectuoso que mientras
sueño,
estoy seguro de que es realidad.
...................
La
alegría
Una
chica en el colectivo, sentada frente a mí. ¿Veinte años?
Seria,
reconcentrada.
De
pronto una mujer le pregunta la hora,
ella
vuelve en sí y le responde con su sonrisa
que
se extiende como un incendio
sobre
el mapa seco y viejo de la ciudad.
Un
taxista, casi adolescente, el entusiasmo mueve su cuerpo
como
si fuera un títere de su propia juventud,
me
cuenta sus proyectos,
se
asombra con cada palabra que dice.
En
un bar, la camarera limpia las mesas, luego el piso.
Ve
que me siento y desde lejos pregunta feliz qué voy a tomar.
Le
pido un café, dice gracias y va a prepararlo.
¿Qué
agradece? ¿A quién?
...............
Teatro
Mi
querido amigo,
lo
vimos todos.
Estuvimos
allí. Es inútil hacernos los tontos.
Fuimos
por las planificadas calles,
entre
los faroles dispuestos cada cinco metros.
Charlamos
sobre nuestro día,
las
chicas bromearon.
Llegamos
al teatro iluminado,
buscamos
las entradas reservadas en boletería,
y
tomamos un café en el bar.
Cada
cosa fue tal cual la habíamos previsto.
Dieron
sala y entramos,
Nos
sentamos en la platea de terciopelo rojo.
¡Una
noche perfecta!
Bajaron
las luces, tomé la mano de mi chica
y
se extinguieron las voces y las risas del público
como
si hubieran caído desde un acantilado.
Por
unos segundos el silencio fue un corazón
palpitando
en la oscuridad.
Entonces
sucedió:
El
actor entró. Pisó el escenario,
las
tablas crujieron.
Y
cambió de golpe la arquitectura de nuestra sangre,
el
metabolismo del cosmos.
Y
el orden ya nunca fue el mismo.