LA HIBERNACIÓN
El pesado oso en mi espalda
trepa por mi espina dorsal y
me encaja sus garras cada noche.
Busca, olfatea y encuentra mi útero de miel
lo mastica incesante hasta que se atora
entre sus dientes.
Ese animal pesado que conmigo duerme
mamífero de robusta respiración
acecha con cautela
los menores espasmos de vida.
Le digo “quieto, hoy no”, y lo acaricio con torpeza.
Se recuesta a mi costado
su pelaje me cubre
y el aire se vuelve primitivo
como si estuviéramos al interior de una caverna.
Te extinguirás también, blanda furia
y contigo se irán todas las formas
los sonidos
el hambre
y la secreta vida
de los abismos que recorres.
-Inédito-