viernes, 30 de septiembre de 2022

"¡NADA DE PERROS AMAESTRADOS!" por ALBERT EINSTEIN

 


No es suficiente lograr mediante la instrucción que un hombre se convierta en especialista. De este modo obtendremos una máquina útil, pero nunca una personalidad armoniosamente desarrollada. El fin esencial de la educación debe ser acercar al estudiante a la comprensión y al sentimiento vivo de los verdaderos valores de la vida, y enseñarle la apreciación de lo bello y moralmente bueno. Una educación que se priva de este deber —en relación con su intervención en las ciencias especializadas— formará hombres que parecerán perros bien estrenados pero que nunca serán individuos equilibradamente constituidos. Al estudiante se le debe enseñar la comprensión profunda del ser humano y las ilusiones de la vida, para lograr así su verdadera relación para con el hombre en particular y con la sociedad que lo rodea. Estos problemas tan fundamentales sólo se harán conscientes a la joven generación por medio del contacto personal con sus educadores, y de ningún modo se lo logrará en base de simples textos de estudios. Este contacto humano, por sobre todo, contiene e integra nuestra cultura. Y con ello también pienso cuando hablo de Humanismo, pues no me refiero entonces a un frío conocimiento especializado en Historia y Filosofía. Una excesiva estimación’ de la mera valorización del trabajo, como asimismo la especialización demasiado temprana, bajo la mira de una rápida utilización del estudiante, mata el espíritu en el que se sustenta toda\ la vida cultural, comprendiendo en ella a las mismas ciencias especializadas. Del mismo modo es una tarea importante la de desarrollar en la juventud un razonar crítico independiente, pero este deber es frecuentemente puesto en peligro por la sobrecarga que significa el estudio de demasiadas especialidades distintas e inconexas. Este exceso lleva necesariamente a la superficialidad. La educación debiera ser dirigida en tal forma que la enseñanza sea recibida como un preciado regalo y no como una pesada carga que debe sobrellevarse. Un conocimiento suficiente y una formación general resultan, por ejemplo, sumamente importante para todo estudiante de medicina. Pero eso no es todo. Un médico no es solamente un científico o un técnico; debe ser más que lo uno o lo otro, pues tendrá que disponer sobre todo de cualidades humanas muy desarrolladas. Personalmente debe contar con la comprensión y el entendimiento para con el sufrimiento de los demás. ¡Lo que debemos formar son hombres con personalidad!


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