Vos me dijiste princesita al nacer y me regalaste una manta color rosa.
Me cantaste rondas que decían “me quiero casar y no sé con quién.”
Vos me explicaste que las niñas no se sientan con las piernas abiertas y no dicen groserías.
Me regalaste unamuñeca – unaescobita- unaolla, unacocina.
Vos me iniciaste en esto de maquillarme, de probarme varias pilchas antes de salir. Y me animaste a desfilar.
Vos me decías hermosa y pronosticabas alardeando que cuando fuera grande sería modelo, maestra o doctora de niños.
Vos me llevaste a danza y me leíste cuentos donde ella creía en las hadas.
Vos me señalabas que era sensible, intuitiva e indecisa. Y si exigía algo, que estaba loca.
Vos me sacaste fotos cuando bailé el vals con mi viejo antes de que me pase a otros hombres.
Vos me dijiste indispuesta cuando solamente menstruaba.
Vos pedías en voz baja tampones en la farmacia, porque ahora ya era señorita.
Vos burlabas a mi padre con eso de que se vaya comprando un rifle.
Vos festejaste mi primera torta diciendo que ya me podía casar.
Vos planteaste que esa chica era muy puta si besaba a más de uno.
Me contaste que una mujer se completa con su media naranja
y si le sale mal…debe rehacer su vida.
Vos suspirabas al mirarlo y con resignación escribías peor es nada.
Vos asistías a bodas con minas vestidas de blanco.
Y cuando alguien gritaba era histérica u ordinaria.
Vos me enseñaste a sentarme en el asiento del acompañante y a llamarlo a él cuando se pincha una rueda.
Y a no llamarlo cuando hay partido.
Vos hacés la ensalada y él el asado.
Cuando ella se enoja es una Gata Flora y él…es un indignado.
Vos opinás que ellos son operativos y concretos y nosotras vuelteras y quilomberas.
Vos naturalizás que en el ring pase con el cartel una mujer desnuda hecha objeto.
Vos decís que trabajar con minas es muy difícil, que no nos ponemos de acuerdo y si alguna se muestra complicada sentenciás que le falta una buena dosis de sexo con un macho bien dotado.
Vos valorás la belleza a cualquier precio. Te depilás. Te pasás horas en el gym.
Vos te ponés cremas, teñís el pelo y contás calorías. Vos pasás dietas a tus amigas.
Vos leés revistas donde hay mujeres perfectas y donde te enseñan a ser sexy en la cama para él.
Vos le decís a ella en la sala de parto: te gustó hacerlo ahora aguantáte.
Vos usas insultos donde puta es hasta tu vieja.
Y parece que si no sos madre o fértil nada valés.
Vos bancás publicidades donde ella limpia y él huele y aprueba con sonrisas.
Vos, a veces, fingís orgasmos.
Vos dejás que él pague el hotel, como aceptando la idea de ser él el único que va por un poco de placer.
Vos me enseñaste a servir café, a levantar la mesa, a poner la mesa, a sonreír, a ser femenina y a tolerarlo porque está muy estresado con tanta cosa.
Cuando él grita vos explicás que es porque tiene voz gruesa.
Vos seguís hablando del valor de las mujeres vírgenes y que el aborto es un hecho traumático.
Vos reconocés en los celos una muestra de amor.
Hoy me cagó a trompadas y me metió en una bolsa.
Hoy andás diciendo que ni una menos.