Una parte de su biografía coincide con la historia de muchas mujeres: matrimonio, hijas, crujidos en la pareja, algún amante, divorcio. Otra parte de su biografía es angustia, alcoholismo, depresiones e internaciones. Y poesía. Su historia es la historia de Anne Sexton.
Anne Sexton nació el 9 de noviembre de 1928 en Newton, una ciudad del estado de Massachusetts. Tal vez ese día ya estaba grabado su devenir, no lo sabemos; lo que sí sabemos es que su ser no encajaba en su época ni en sí misma: sumamente inestable emocionalmente, estuvo internada varias veces en centros de rehabilitación, y en cada alta volvía a sus adicciones, a sus fantasmas imposibles de domesticar mediante pastillas o inyecciones.
Pero en 1957, aconsejada por su terapeuta, comenzó a escribir poesía. En sólo dos años publicó su primer libro. Inmediatamente la llamaron para participar en recitales por todo Estados Unidos y una década después, en 1967, recibió el premio Pulitzer, del que luego sería jurado. En 1970 y en 1972 dos universidades le otorgaron el doctorado honoris causa. Fue profesora en la Universidad de Boston.
Escribió una obra de teatro autobiográfica y libros infantiles. Lideró una banda de rock poético. En total escribió diez libros que recibieron nominaciones y un amplio reconocimiento. Ella era un éxito. La mujer que se veía brillaba, pero internamente mantenía una relación tormentosa con la realidad.
Será por esto que se la suele mencionar como “una poeta de un estilo íntimo, confesional”. Si por “confesional” entendemos escribir sobre lo que atraviesa a una mujer, a un ser en el mundo, a un mundo de por sí conflictivo, plagado de de-eso-no-se-habla, eso-no-se-siente, entonces sí fue una poeta confesional, íntima: se metió con el detrás de escena, abrió el telón y exhibió temas como el adulterio, la menstruación, el aborto, la masturbación, el divorcio.
Y con esa su poesía “confesional” le fue bien, muy bien. Pero su éxito literario no iba a la par de su pesada carga anímica. La oscuridad era cada vez más profunda y sofocante: entre tantos aplausos, ella intentaba, cada tanto, quitarse la vida. Cada vez, algo lo impedía. Hasta que en 1974, cuando tenía 45 años, Anne Sexton se suicidó. Pocas horas antes, había estado con su editara, revisando las galeradas de su próximo libro a publicar, traducido como El horrible remar hacia Dios.
Creatividad, honestidad y dolor fueron algunas de sus marcas, marcas que hoy, a la distancia, leemos como parte de su escritura, de esa potente escritura, de esas potentes palabras que, tal como dice uno de sus poemas, tanto pueden ser margaritas como moretones.
WORDS (Palabras) │Anne Sexton │ traducción de Sandra Toro
Tené
cuidado con las palabras,
incluso
con las milagrosas.
Por
las milagrosas damos lo mejor que tenemos,
a
veces proliferan como insectos
y
dejan un beso en lugar de un aguijón.
Pueden
ser tan buenas como los dedos.
Tan
fieles como la piedra
a
la que pegás el traste.
Pero
tanto pueden ser margaritas como moretones.
Igual
estoy enamorada de las palabras.
Son
palomas que caen del techo.
Son
seis naranjas sagradas en mi regazo.
Son
los árboles, las piernas del verano,
y
el sol, su cara apasionada.
Aunque
me fallan seguido.
Hay
tantas cosas que quiero decir,
tantas
historias, imágenes, proverbios, etc.
Y
las palabras no son suficientes,
las
equivocadas me besan.
A
veces vuelo como un águila
con
alas de gorrión.
Y
como cierre, un dato de color: el cantante Peter Gabriel escribió un
tema inspirado en Anne Sexton. Lo incluyó en So
(1986). La canción se titula “Mercy
Street”.
En uno de los recitales en los que la cantó, la puesta en escena fue magnífica: una arquitectura musical. Casi un ritual: las coristas, los músicos, la percusión suave, la voz del cantante parecieran estar bajo un halo tan sombrío como profundo. La canción es interpretada desde una frágil melancolía donde los susurros y los instrumentos acompañan el espíritu de la canción, que no es otro que el de los poemas de Sexton: el ser perdido en el mundo, la luz que no encuentra paz.
En la canción compuesta por Gabriel, un bote en escena la acerca a su padre y –si esto fuese posible– a la paz. Este es el link de ese singular momento: https://www.youtube.com/watch?v=ZvV5yrZ4ERs.
Así dialogan las palabras, la música, las margaritas, los moretones, los silencios, lo dicho, las naranjas sagradas, las palomas, el sol.