POEMAS DE VALERIA CORREA FIZ
Nació y creció en Rosario (Argentina), a orillas del río Paraná. Es autora del libro de relatos La condición animal (Páginas de Espuma, 2016), que fue seleccionado para el IV Premio Hispanoamericano de Cuento “Gabriel García Márquez” y finalista del Premio Setenil 2017, y de los poemarios El álbum oscuro, distinguido con el I Premio de Poesía “Manuel del Cabral”, 2016, El invierno a deshoras (Hiperión, 2017), merecedor del XI Premio Internacional de Poesía “Claudio Rodríguez”, Museo de pérdidas (Ediciones La Palma, 2020) y Así el deseo (Editorial BGR, 2021). Algunos de sus relatos han sido recogidos en diversas antologías y traducidos al inglés, francés, rumano y hebreo. Coordina el Club de Lectura del Instituto Cervantes de Milán e imparte talleres de escritura creativa en Milán y Madrid.
HABITACIÓN DEL SILENCIO
Soy la mujer que te recuerda y espera
desnuda
en la habitación del silencio.
Ven:
llora
entre mis piernas,
bebe del cuenco de mis manos el agua pura.
Estoy
esperándote hace tiempo;
te he amado hasta en las pérdidas.
Ahora
regresa:
deja que te hable
con
la suavidad de las palabras olvidadas,
cierra los ojos, yo
también los he cerrado al mundo.
Reconoceré tu cara con mis manos en las sombras,
igual que un ciego.
Vuelve:
no
te demores en viejas suturas,
el viento borrará las últimas
huellas del azul de metileno.
Voy a salvarte de todo
hasta de la aguja temible de ti mismo.
LA RESISTENCIA ÍNTIMA
Tu córnea
se hace cáscara debajo de los párpados dormidos
para que tu mirada no se avenga
a las ficciones de la luz.
Solo crees en lo que se refugia
en la cara interna de tu ojo
cuando no mira.
Escúchate, no permitas
que se quemen tus entrañas,
no dejes que el mundo te arrebate de ti mismo.
Y recuerda:
En ojos cerrados no entran moscas.
37. NATURALEZA PERDIDA1
Hay que acostumbrarse a perder poemas.
Como se pierden hombres y recetas, llaves,
calcetines y religiones.
No necesitamos malos poemas:
Poemas feto o sacado con fórceps de entre los dientes
Poemas atroces escritos con la letra distraída de las buenas intenciones
Poemas helados en el instante sucio de la nieve
Poemas infértiles, de frutos de plástico
Poemas llagaviva-en-un-cuenco-de-tristeza
Poemas graves o que fingen ser agudos
Poemas adheridos a las sombras
Poemas trepadores
Poemas mecánicos
Poemas sin pilas
Poemas de mi infancia y mercurio
Poemas de la fiebre y una naranja
Poemas llenos de cansancio
Poemas agónicos
Poemas momia, sin ironía
Poemas que nacen envueltos en un sudario
Poemas inventario
Poemas que riman
Poemas en construcción
Poemas que lleven la palabra etcétera
Etcétera
Y aprender a esperar a que el azar y el caos resplandezcan y se hagan forma
para que los versos no sean una naturaleza muerta ni perdida:
Forma es fondo sedimentado.
1 Un poema malogrado es como “un cisne: un ángel castigado; un ángel inmovilizado que no ha perdido su pureza, ni sus alas. Unas alas incoherentes, demasiado grandes para tan leve cuerpo, al que no consiguen, sin embargo, arrastrar hacia lo alto y que, más que órgano, son señal, nostalgia de una perdida naturaleza”. María Zambrano, Filosofía y poesía.