Me piden ustedes que les hable de mi novela. ¿Qué les puedo decir? Me han hecho ya infinidad de preguntas y acaso pueda ser útil a otros lectores que me refiera a una de esas preguntas y reproduzca la respuesta.
Un librero me preguntó que tenía que ver el “Informe sobre Ciegos” con el resto de la novela. Yo, a mi vez, le pregunté qué clase de pesadillas acostumbraba tener. Me respondió que la pesadilla más reiterada era una ansiosa persecución por los techos de una catedral, a vertiginosa altura, sobre planos inclinados y resbaladizos. Le pregunté qué tenía que ver esa clase de persecuciones con la venta de libros, con las cuentas corrientes, con el arreglo de sus vitrinas. Me miró perplejo. Entonces le expliqué que las pesadillas de un librero, aunque no guarden vinculación aparente con la actividad diurna, son muy significativas, y completan la descripción de su realidad integral de una manera oscura pero profunda. Fernando Vidal Olmos es el personaje central de la novela, el polo demoníaco de toda su estructura, el ser alrededor del cual giran los otros personajes importantes, aunque él casi nunca aparezca. Para decirlo con la notable frase del clásico (como todas las frases notables luego convertida en lugar común), “brilla por su ausencia”, se destaca tenebrosamente. Alejandra marcha hacia él con la fascinada seguridad de un hipnotizada. Y, cuando al terminar la segunda parte de la novela, entra en aquel siniestro departamento que está al lado de la iglesia de la Inmaculada Concepción, en Belgrano, el mismo departamento en que Fernando penetró en el “mundo de los ciegos” Alejandra penetra simbólicamente en la parte final y más horrible del incesto. Así comienza la tercera parte, el informe de Fernando, el monólogo en que este loco no habla para nada de los personajes y hechos que figuran en el resto de la ficción, la pesadilla que tiene tan poca vinculación con los episodios del resto como la pesadilla de la catedral con el modesto librero; pero que en un sentido profundo y misterioso no sólo tiene vinculación con todo el resto sino que la tiene en grado supremo. En ese informe pretendo entrar en el sentido secreto de la existencia, enfrentarme con los terrores y los enigmas básicos de la vida. Es el lado nocturno de la misma realidad que aparece en el resto de la obra, es la descripción del infierno y del subconciente de los mismos hombres y mujeres que allí actúan. Y, sobre todo, es la narración del incesto mismo que es el nudo de la novela, aunque no aparezca en la forma trivial y naturalista que al parecer algunos habrían deseado, aunque asuma la forma final de un incesto cosmogónico, en que el hombre cohabita con la hija y con la madre, en que la madre es también la tierra y el origen del hombre